El Estadio Corregidora permanecía en la memoria porque en él, la España de Butragueño ganó 5-0 a Dinamarca. Y por horas y horas de un deporte que nos llena el alma a millones de seres humanos.
Después del desastre de Heysel donde hinchas de la Juventus y del Liverpool se enfrentaron incluso con armas, este es el evento más sangriento en una pacífica cancha de fútbol.
Volvemos a ofrecer una estadística de desastre. Que ya pare la violencia en el país de los seres más pacíficos del mundo.
Millones de personas queremos un fútbol limpio, sano, competitivo, precioso.
Nuestro fútbol, el fútbol de la familia y de los aficionados que cantan, lloran, gritan, sueñan, pero nunca atacan.
El fútbol donde los espectadores del Madrid son capaces de alabar la habilidad de Messi y los jugadores aplauden a quien supera un cáncer o es ucraniano.
Pervertir el fútbol con la violencia solo indica el deterioro de una sociedad que vive en la violencia.
No, no y no a la violencia en el deporte que aporta los 90 minutos más hermosos.
Atlas, Querétaro, únanse por la paz en los estadios.
A los heridos, a los muertos, confíen tranquilos sabiendo que sus hijos, hermanos, padres y los que amamos el fútbol, no dejaremos que vuelva a pasar.
A su memoria y a su recuerdo, viva la paz que el fútbol siempre debe atraer.
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