La comunicación es una actividad que vive integrada a todos los ámbitos de la vida. En internet y en las redes sociales, todo lo que se comunica queda además grabado en piedra in saecula saeculorum.
Es muy posible que las salidas sofistas de quienes comunican desde foros políticos, empresariales o sociales pretendan transmitir falsedades o medias verdades, pero la verdad a corto, mediano y largo plazo será el gran juez de su validez.
Frente a ciertas informaciones que atañen a la vida de los ciudadanos, cabe la pregunta: "¿Cómo hay grupos sociales que aceptan cualquier respuesta cargada de bonomia pero no de verdad?". Y exculpan a lo responsables cómo no exculparían nunca a un familiar o a un vecino. Hay, desde luego, un fenómeno de aceptación de mesianismo o de decisiones asumidas emocionalmente en todo esto. La falta de educación y cultura abona radicalmente a aceptar la mentira o el sofisma como verdad.
En la comunicación solo funciona la verdad, no solo desde la ética, sino también desde la congruencia y la eficiencia.
El ser humano suele aceptar y perdonar el error pero batalla para perdonar y olvida la mentira.
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