El fútbol es mucho más que un deporte. Es un espectáculo, un mundo de marcas, de personajes, de eventos y de negocios.
Dos grandes marcas del fútbol mundial, probablemente las dos primeras, Real Madrid y Barcelona han ido dejando estrellas de su galaxia por el camino. Primero Ronaldo, luego Ramos y finalmente el más mediático: Messi.
Los jugadores han mostrado que juegan por dinero, no por un equipo, ni por una marca ni por sus seguidores. Creo que Messi, en concreto, es el mejor jugador de la historia, pero no creo en sus lágrimas de despedida. Jugar por dinero es una opción muy válida, pero no la que esperas ilusamente como aficionado.
Las grandes estrellas que labran su presente y su futuro a base de inteligencia, esfuerzo y el apoyo de grandes equipos, marcan una época y se convierten en ídolos. El Ídolo se cae o se transforma cuando cambia de camiseta.
El PSG, uno de los diez mejores equipos del mundo y apoyado por la cartera de un jeque arabe trabaja sobre una estrategia clara: “tenemos dinero, formemos el mejor equipo y demos satisfacciones a los aficionados”. Con eso, ¡arde París!
Cuenta con tres ex madridistas: Ramos, Achraf y Di María y dos ex barcelonistas: Neymar y Messi. Un ex milanista: Donnarumma. Cuando hace unos años, arribó al equipo Cavani, Paris solo hablaba de él y del tour. Por no hablar de Mbappe, Verrati y… Ahora solo hablará de los mejores del mundo. Solo faltará Cristiano.
Florentino Pérez fue el mejor gestor de un equipo deportivo. Formó el concepto de "galáctico" que difícilmente se repetirá. Se equivocó en la comunicación de la súper liga. Y ahora seguro trae ases bajo la manga: Mbappe o Haaland. Es muy listo. Sus empresas producen miles de millones de euros al día. No desaprovechará la oportunidad.
El fútbol inglés va a su ritmo como siempre, y se está enredando en las telenovelas de Keane y Grealish. Y es que pase lo que pase, en Inglaterra, pase lo que pase, el fútbol será fundamental en la vida británica.
Pero en el Madrid y en el Barça (amo al Madrid y quiero mucho al Barça), se han cometido errores importantes, dejando demasiado espacio a las estrellas sin planear a largo plazo con jugadores valiosos que se debaten entre las cesiones y la venta a equipos menores. De todos los jóvenes que ambos han adquirido, ni todos juntos llegan al tobillo a Messi, Ramos o Ronaldo.
En este momento no hay nombres propios en el fútbol español. No hay delanteros propios; la ausencia de gol lo demuestra. Las marcas - equipo se debilitan. Todo va a la baja: el escudo, la marca, los jugadores, el espectáculo y… el dinero. ¿Será el momento de los entrenadores: Ancelotti, Koeman y Simeone? ¿Será el momento de pensar y comunicar en serio un proyecto similar a la súper liga?
En cambio la NBA trabajó a largo plazo. Organizó un draft equitativo desde hace tiempo. Negocio, derechos televisivos y publicidad. Cultivó estrellas propias. Atrajo luminarias de otros países. Y tiene un merchandising monumental. Conclusión: está más viva y floreciente que nunca.
El dinero del jeque ha logrado un equipo de individualidades espectaculares. Se ha asegurado la locura de los hinchas pero no los títulos. Para ganar un título se necesita equipo, historia, valores, experiencia.
Debería ser el momento de atraer al Madrid y al Barça, a Mbappe, a Haaland, a Keane, a Kante, a Lewandowsky, a De Bruyne. No hay dinero, pero hay marcas y hay títulos. Se debería convencer con ello porque el espectáculo debe seguir.
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