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¿De verdad creemos en el talento?

Richard Branson, afirma que como director debes dar prioridad a tu equipo de trabajo, porque si ellos están atendidos profesionalmente, atenderán adecuadamente a sus clientes.


Y Branson no es sospechoso de conservadurismo.


Los que tenemos la responsabilidad de dirigir, solemos creer que lo hacemos bien.


Pero, ¿por qué hay empleados que llegan agotados y sin horizonte a final de año?


¿Por qué no damos importancia a las pequeñas o grandes preocupaciones de cada ejecutivo?


¿Por qué no explicamos a cada empleado los cambios y procesos que estamos realizando?


¿Por qué nuestro equipo de trabajo recuerda las llamadas de atención y no los reconocimientos?


¿Habrá más regaños que felicitaciones? ¿Serán aquéllos más intensos que éstas?


¿Por qué no seguimos el plan de crecimiento en todos los sentidos de cada empleado?


¿Por qué advertimos que requieren más sueldo cuando reciben una mejor propuesta de trabajo?


¿Por qué nuestros ejecutivos no tienen la confianza de transmitir la verdad directamente a sus directores y al final la relación se zanja con una separación profesional?


Un empleado que estaba motivado en su trabajo y pierde esa pasión, casi seguro no tiene un buen jefe que atiende y motiva.


La relación buen empleado - buen “jefe” es directamente proporcional en factores tan importantes como la motivación, el bienestar empresarial, el crecimiento profesional.


Reservamos muchos cuestionamientos mentales sobre el home office, los modelos híbridos de trabajo, las medidas de seguridad sanitaria. Pero la realidad es que todo esto es muy fácil de definir y no constituye el centro del problema.


Reconozcamos que decimos valorar a nuestros empleados pero frecuentemente sólo los usamos como excelentes ejecutivos sin ocuparnos específicamente de ellos como personas y como profesionales.


Por ello: Home office, claro, combinado con el trabajo presencial. Uso de plataformas digitales para reuniones por supuesto, pero sin dejar las reuniones de siempre. Atención a las medidas sanitarias, sin duda. Apoyo a los empleados para pruebas COVID, necesario. Atención a los síntomas físicos y psicológicos del COVID y el confinamiento, en todo momento.


Pero todo esto es realmente fácil y sencillo.


Atender a cada empleado con inteligencia emocional como una persona en todos los sentidos, es realmente lo fundamental.

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