Las calles de la grandes ciudades norteamericanas como New York, Los Ángeles y Boston, aparecen bloqueadas, los negocios cerrados y cubiertos por las clásicas maderas que se utilizan para protegerse de las construcciones o de los riots. Se ha dado aviso a la sociedad para evitar salidas a la calle.
Una valla metálica cubre las paredes de la #CasaBlanca.
“Hay escándalo y nervios”, en palabras de una estudiante en Indiana. “Estoy que me lleva la fregada, súper nerviosa”, nos anuncia una psicóloga mexicana demócrata que vive en San Francisco.
Las elecciones ya no representan la fiesta de la democracia, sino la fractura de una sociedad en crisis.
La primera economía del mundo y una de las democracias más consolidadas, requiere de protección extrema frente a lo que pueda suceder en las elecciones históricas de mañana.
Se juntan varios conflictos: los resultados de las elecciones que pueden exacerbar a los grupos extremistas, principalmente seguidores de #Trump, las convulsiones racistas que pueden acrecentarse, la sociedad que vive en una agitación inusual, la crisis de salud y economía provocada por el mal manejo del #COVID.