Prácticamente todos los presidentes negacionistas han padecido el COVID: Bolsonaro, Trump, Johnson y finalmente Andrés Manuel López Obrador.
Frente a la realidad de la pandemia que no distingue entre las personas, se plantean dos perspectivas:
La primera consiste en que pueden simular el contagio para acrecentar su aceptación y su cercanía a la población, a pesar de no haber cumplido con las normas básicas para evitar el contagio. Sería como decir: “ya ven, no pasa nada; te puedes contagiar y no te mueres”.
La segunda mostraría que se han contagiado realmente y que todo aquello de lo que presumían: su inmunidad, su falta de seguimiento de la normativa, sus argumentos banales realmente no han funcionado. Esto podría dañar su credibilidad como presidentes populistas.
Los presidentes populistas que pueblan actualmente nuestro planeta saldrán airosos una vez más de la situación de contagio por la que han pasado o pasan. Siempre encuentran argumentos para defender sus posiciones aunque éstas carezcan de objetividad. Si bien el populista puede contagiarse de COVID, resulta frecuentemente inmune al ataque de la opinión pública. Hay que esperar las palabras de este gran comunicador que es Andrés Manuel. Lo que queda claro es que todos sus argumentos religiosos y comunes para enfrentar la enfermedad caen por tierra por su propia vivencia.
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